Las expresiones latinas de facto y de iure suelen usarse indistintamente, aunque en realidad tienen significados distintos. De facto significa «en la práctica» o «de hecho», refiriéndose a situaciones que existen en la realidad sin haber sido necesariamente formalizadas por la ley. Por otro lado, de iure significa «de acuerdo a la ley» o «legalmente establecido», indicando aquello que tiene un reconocimiento jurídico oficial.
Un ejemplo claro de esta diferencia se da en el ámbito político: un gobierno de facto es aquel que ejerce el poder sin un respaldo legal legítimo, mientras que un gobierno de iure es el que está reconocido formalmente por las leyes y las instituciones. Aunque en muchos casos ambos términos pueden coincidir, distinguir entre lo que es de hecho y lo que es de derecho es clave para comprender con precisión distintos fenómenos jurídicos y sociales.