Si observas una moneda romana antigua, notarás que la mayoría lleva inscripciones en latín. Estas frases, a menudo abreviadas, no eran solo decorativas, sino que tenían una función práctica y simbólica.
El latín, como lengua oficial del Imperio Romano, servía para unificar a las diferentes provincias y pueblos bajo una misma autoridad. Inscripciones como SPQR (Senatus Populusque Romanus, «El Senado y el Pueblo Romano») recordaban la legitimidad y el poder del estado. Además, los emperadores solían incluir sus títulos y logros en las monedas, como DIVI F. (Divi Filius, «Hijo del Divino»), para reforzar su autoridad y su vínculo con lo divino.
Incluso siglos después de la caída de Roma, el latín siguió apareciendo en monedas europeas, reflejando el prestigio de esta lengua. De hecho, el uso de frases latinas en monedas persiste hasta hoy en algunos países, una muestra de cómo el latín continúa siendo un símbolo de estabilidad y tradición.