La exploración de planetas fuera de nuestro sistema solar ha dado lugar a una nueva ola de nombres astronómicos. Aunque las convenciones de nomenclatura varían, muchos exoplanetas siguen el patrón de utilizar el latín para reflejar tanto su descubrimiento como sus características. Al utilizar el latín, se crea una conexión con la tradición científica, asegurando que los nombres sean universales y comprensibles a nivel global.
Por ejemplo, muchos exoplanetas descubiertos por el Telescopio Espacial Kepler tienen nombres como Kepler-22b o Kepler-62f, combinando el nombre de la misión con un sistema de numeración. Sin embargo, algunos astrónomos también eligen nombres latinos para estos planetas en función de su ubicación en una constelación o de la figura mitológica que representen. Esta tendencia refleja cómo el latín sigue siendo la lengua elegida para catalogar y clasificar descubrimientos que nos llevan más allá de nuestro sistema solar.