El latín no solo se usa para nombrar planetas y estrellas; también desempeña un papel importante en la identificación de lunas y asteroides. Cuando los astrónomos descubren nuevos cuerpos celestes, a menudo eligen nombres latinos que hacen referencia a mitos o características relacionadas con su órbita o composición. Estas decisiones ayudan a garantizar que los nombres sigan un esquema coherente que sea comprendido globalmente.
Por ejemplo, varias lunas de Júpiter llevan nombres de personajes mitológicos en latín, como Io (la amante de Júpiter) y Europa (la princesa fenicia que fue secuestrada por Júpiter). En cuanto a los asteroides, algunos se nombran según mitologías o regiones geográficas, utilizando el latín para darle un toque de universalidad. Esta tradición fortalece la conexión entre el latín y la ciencia, preservando un vínculo entre la antigua Roma y la exploración espacial moderna.