La influencia del latín se extiende más allá de los cuerpos celestes y se refleja también en las misiones y herramientas utilizadas para explorarlas. Desde el Telescopio Hubble hasta las misiones más modernas como Mars Rover o Voyager, muchos de los nombres de estos instrumentos y proyectos tienen raíces latinas. Esto se debe a que el latín ha sido históricamente el lenguaje de la ciencia y de la tradición intelectual, lo que ayuda a dar una imagen de seriedad y universalidad a las empresas científicas.
Por ejemplo, la misión Vega, lanzada por la Agencia Espacial Europea, lleva el nombre de una estrella en la constelación de Lyra y refleja una tradición de utilizar términos latinos para nombrar misiones de alto perfil. De igual manera, el nombre de la nave Parker Solar Probe, aunque no es estrictamente latino, se vincula con la figura de Parker, lo cual no es raro que se base en una referencia o raíz latina para representar la esencia de la misión. Este uso contribuye a un legado científico que sigue floreciendo bajo la influencia del latín.